Ricardo Gelpi: “En el presupuesto para la educación pública se juega el futuro del país”

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Ricardo Gelpi empezó su carrera como profesor en la Facultad de Medicina de la UBA en 1992. Fue consejero, vicedecano, decano y ahora rector de la universidad más grande del país.
Ricardo Gelpi empezó su carrera como profesor en la Facultad de Medicina de la UBA en 1992. Fue consejero, vicedecano, decano y ahora rector de la universidad más grande del país.

Ricardo Gelpi afirma que este año el sistema universitario enfrentó una situación inédita por la magnitud de los recortes presupuestarios decididos por el Gobierno nacional. Y, en función de lo proyectado en el presupuesto 2025, anticipa un escenario aún más crítico el año que viene. Se muestra preocupado por un eventual veto del presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, que recompone los fondos para 2024. Pero también confiado en que la sociedad volverá a respaldar el reclamo de las universidades públicas el próximo miércoles 2 de octubre.

Aunque es rector de la Universidad de Buenos Aires desde agosto de 2022, Gelpi lleva más de 30 años en la universidad. Fue dos veces decano (y tres vicedecano) de la Facultad de Ciencias Médicas. Su carrera en la UBA empezó en 1992, cuando se incorporó como ayudante de primera en el Departamento de Patología, que ahora dirige. Además, es investigador del Conicet y ganó varios premios por sus trabajos de investigación. La carrera de Medicina la cursó en la Universidad de La Plata (UNLP) y luego, gracias a una beca, siguió formándose en Harvard.

–¿Podría describir cuál es la situación financiera de la UBA hoy?

–Es una situación dramática. Tenemos fondos para gastos de funcionamiento para llegar hasta fin de año. Pero el Gobierno no ha actualizado los salarios de docentes y no docentes. El presupuesto 2025 contempla la mitad de los fondos que nos dieron para 2024. Esta es la situación de la UBA y de todas las universidades públicas del país. Es muy preocupante. Yo tengo la esperanza de que el Gobierno en algún momento recapacite y se dé cuenta de que no pedimos más plata: pedimos nada más poder sostener lo que ya teníamos para funcionar más o menos bien.

La universidad es mucho más que la enseñanza a los alumnos. La UBA tiene un rol muy importante de investigación científica. Tenemos facultades como las de Exactas, Farmacia y Bioquímica, Medicina, que es de donde yo vengo, con publicaciones internacionales muy reconocidas. Todo el sistema científico de la UBA se resiente. Además, la UBA tiene un rol social muy importante, como se ve por ejemplo en el programa UBA en Acción, orientado a poblaciones en situación de riesgo.

Esta semana en el Consejo Superior veíamos algunas cifras impactantes. Por ejemplo, el sueldo inicial de un no docente hoy es de $420.000. La falta de presupuesto resiente la enseñanza, la investigación científica, la extensión. Se empiezan a ir los profesores, por ejemplo la decana de Agronomía me decía que desde fines del año pasado se fueron 40 docentes.

–Los rectores universitarios vienen alertando sobre los recortes al financiamiento desde principio de año, hubo una marcha masiva el 23 de abril. El miércoles 2 de octubre habrá una nueva movilización. ¿Por qué se llegó a este punto?

–Yo participé activamente en la famosa marcha de abril, cuando salimos de Plaza Houssay a Plaza de Mayo. A fines de abril me reuní con (la ministra Sandra) Pettovello y con (el secretario Carlos) Torrendell. Logramos que a partir de mayo nos dieran fondos para funcionamiento, que se están otorgando, aunque no como quisiéramos. Tenemos ese dinero hasta diciembre. En aquel momento se habló de que empezábamos por los gastos de funcionamiento y que luego, en un tiempo prudencial, se iba a tocar el tema de los salarios. Nos quedamos con esa idea, quizás fuimos ingenuos por haber confiado. Así llegamos hasta septiembre, sin que se haya resuelto la cuestión de los salarios.

Por eso estamos tomando estas medidas: los paros del jueves y viernes, el abrazo al Hospital de Clínicas. No son medidas políticas sino por necesidad. Esperamos varios meses porque no queríamos ser conflictivos, pero este es un reclamo justo.

Una semana después de la Marcha Federal Universitaria del 23 de abril, Gelpi fue convocado a una reunión con la ministra Sandra Pettovello y el secretario Carlos Torrendell
Una semana después de la Marcha Federal Universitaria del 23 de abril, Gelpi fue convocado a una reunión con la ministra Sandra Pettovello y el secretario Carlos Torrendell

–Desde el Gobierno nacional han señalado que los problemas de financiamiento también existían con las gestiones previas, pero que el sistema universitario no se había movilizado como ahora. En ese sentido, les atribuyen a las marchas una motivación política. ¿Cuál es la diferencia entre la situación de este año y la de años anteriores?

–El dinero para las universidades nunca fue excesivo. Nunca tiramos manteca al techo. Yo estoy en la gestión de la universidad desde hace 20 años: primero fui consejero de Medicina, después vicedecano, decano por dos períodos, rector. Conozco el paño. Con otros gobiernos no es que la plata sobraba, ya había alta inflación, pero los gobiernos actualizaban las partidas y mantenían los fondos que nos daban. Entonces si el presupuesto se aprobaba en diciembre y después había inflación, a mitad de año venía una partida complementaria que compensaba, o que por ahí quedaba un poquito por debajo. Esto fue así con todos los gobiernos. A veces cortábamos clavos porque se demoraba, pero uno llamaba al Ministerio y el dinero llegaba. La diferencia con este gobierno es que la plata no está.

La UBA tiene un sistema de ciencia y técnica muy importante. Nunca nos faltó plata para investigación dentro de Argentina, los subsidios se pagaban. El drama que estamos teniendo ahora es que los subsidios de ciencia y técnica no se están pagando. Entonces hay becarios que se están yendo. O si se quedan en el laboratorio, no pueden trabajar. Tenemos casi paralizada el área de ciencia e investigación. Y dependiendo de qué mes tomes, los docentes tuvieron una pérdida salarial de entre 40% y 50%. Es mucho.

Con un presupuesto 2025 que profundiza el recorte, lo que yo veo es que si no aparece el dinero, nos vamos a ir cayendo en forma gradual. Se van a empezar a ir los docentes, los becarios, los investigadores, va a minimizarse el rol social de la extensión. Y va a llegar un momento en el que tendremos que dejar de funcionar.

–El Gobierno también acusó a las universidades de falta de transparencia en el uso de los fondos públicos y de ser reticentes a las auditorías. ¿Es correcto que en los últimos 10 años solo se auditó una facultad de la UBA? ¿Es verdad lo que se dijo sobre la falta de rendición de los gastos?

Las auditorías se vienen realizando en forma anual. Están todos los datos, se pueden consultar en la Auditoría General de la Nación, que depende del Congreso. Hay un auditor en la universidad, en colaboración con la Secretaría de Hacienda; esa auditoría se eleva a la AGN. Si en la AGN encuentran algo que no resulta claro, le piden a la universidad que lo mejore o lo actualice. En estos meses se han dicho muchas cosas, pero cuando buscás las pruebas de lo que están diciendo, no las encontrás. Es cuestión de ir al Congreso y ver si no están los números. De todas las facultades y de la universidad.

Con respecto a los gastos, se rinden anualmente, como cualquier subsidio. Se gasta y se rinde el gasto. Después hay una auditoría interna de la universidad que se eleva a la AGN.

–También se ha acusado al sistema universitario de falta de eficiencia por las bajas tasas de graduación en relación con la cantidad de ingresantes. ¿Cómo es este indicador para la UBA? ¿Están haciendo algo para abordar esta cuestión?

Las tasas de graduación son bajas, para la UBA rondan el 30%. En la Facultad de Medicina, que es la más grande y la que mejor conozco, estamos en un 25%. Este problema se repite en las demás universidades del país y en la mayoría de los países de Latinoamérica. Es un tema que me preocupa no solo como rector, sino como profesor.

En Medicina tenemos tres proyectos en marcha que son temas de tesis doctorales, que buscan justamente identificar las causas de la deserción, entender por qué el alumno abandona la carrera en los diferentes estadios. Lo que vemos hasta ahora es que el mayor abandono está en los primeros años. Los que llegan a la mitad de la carrera generalmente se reciben. Estamos viendo qué es lo que incide: factores sociales, familiares, laborales, económicos, de elección de carrera. Esas tesis no han sido defendidas ni publicadas, pero se están desarrollando y yo dirijo dos de ellas. En una estamos trabajando en colaboración con las universidades nacionales de La Plata y La Matanza, para comparar instituciones de distintas escalas.

Gelpi desestimó las denuncias de adoctrinamiento de parte del Gobierno nacional y afirmó que la universidad es auditada todos los años por la Auditoría General de la Nación, que depende del Congreso
Gelpi desestimó las denuncias de adoctrinamiento de parte del Gobierno nacional y afirmó que la universidad es auditada todos los años por la Auditoría General de la Nación, que depende del Congreso

–En línea con el presidente, desde la Subsecretaría de Políticas Universitarias han insistido en acusar a las universidades de adoctrinamiento y dicen que recibieron muchas denuncias de estudiantes. ¿Usted ha recibido denuncias de episodios de este tipo en alguna facultad? ¿Le preocupa el tema?

–A mí como rector de la UBA no me llegó ninguna denuncia. Me parece que es una acusación totalmente infundada. Para que haya adoctrinamiento, tiene que haber un profesor que quiere convencer de algo a sus alumnos. Por ejemplo, yo soy hincha de Estudiantes de La Plata. Entonces todas las clases voy y les hablo del tema a los alumnos. A fin de año debería tener un porcentaje alto de hinchas de Estudiantes. Yo no he visto algo así en la UBA. Le preguntaría al subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, cómo es posible adoctrinar a 300.000 alumnos, que es nuestra matrícula actual. A ver, puede ser que en algún curso electivo, pequeño, haya un profesor que se ponga a hablar de lo que a él le interesa. Pero es totalmente marginal.

La UBA tiene elecciones periódicas. Entre los alumnos y los graduados hay agrupaciones de derecha, de izquierda y de centro; a veces ganan unos, a veces otros. Con esa libertad y ese pluralismo, ¿dónde está el adoctrinamiento? Repito, yo nunca recibí una denuncia. Sí hablo con profesores e investigadores y veo, como en cualquier otro lugar, gente de izquierda, de derecha y de centro.

–¿Cómo es la relación con las demás universidades nacionales? En mayo, tras la marcha federal, hizo ruido que la UBA negociara por su cuenta el aumento de los gastos de funcionamiento, que luego se extendió al resto de las casas de estudio.

–Te puedo contar ese episodio porque yo lo viví. Fui a hablar con Pettovello y Torrendell. En ese momento las universidades estaban negociando en forma independiente con el Gobierno, no a través del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). A mí me llamó Torrendell y así me enteré de que estaban también negociando con otros grupos de universidades. En ese momento conseguimos el 270% de actualización para los gastos de este funcionamiento hasta fin de año. Y entonces se cuestionó que no hubieran llamado a las universidades de manera más orgánica. Pero yo nunca noté un problema con el CIN. Poco después, desde la Secretaría de Educación citaron al CIN. Y tanto Torrendell como Víctor Moriñigo, que en ese momento era vicepresidente del Consejo, me pidieron que participara de la reunión. Esta semana se reunió el comité ejecutivo del CIN y anunció el respaldo a la marcha del 2 de octubre. Yo participé de esa reunión. En su momento también escuché que había problemas entre la UBA y el CIN. Pero nunca lo sentí. Y si alguno lo sintió, no me enteré.

El rector de la UBA participó junto al presidente del Consejo Interuniversitario Nacional, Víctor Moriñigo, de la conferencia de prensa en la que los rectores y gremios docentes de todo el país anunciaron su respaldo a la segunda Marcha Federal Universitaria, el próximo miércoles 2 de octubre
El rector de la UBA participó junto al presidente del Consejo Interuniversitario Nacional, Víctor Moriñigo, de la conferencia de prensa en la que los rectores y gremios docentes de todo el país anunciaron su respaldo a la segunda Marcha Federal Universitaria, el próximo miércoles 2 de octubre

–¿Cuáles son sus expectativas para estos próximos días? ¿Cree que la marcha federal va a tener un apoyo similar a la del 23 de abril?

–Esta semana en el Consejo Superior aprobamos una resolución que apoya la convocatoria a la movilización del 2 de octubre. También le pedimos al presidente que no vete la Ley de Financiamiento. Y en un tercer punto les pedimos a los legisladores que traten de que el veto no se puede llevar a cabo. Para el miércoles 2 esperamos una movilización muy importante.

Creo que el interés por la educación pública es muy grande. En estos días salió una encuesta que muestra que el 75% de los argentinos rechaza los recortes en educación, salud y ciencia. En el presupuesto para la educación pública se juega el futuro del país. No exagero si digo que los jóvenes se están jugando su futuro.



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