La ciudad bonaerense a una hora y media de CABA con casonas históricas, parques y museos, ideal para pasar un día de campo
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Ubicada a poco más de 110 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, San Antonio de Areco es un destino que invita a descubrir la esencia de la vida rural argentina. Reconocida como cuna de la tradición gaucha, la ciudad celebra cada noviembre la Fiesta de la Tradición, un evento que honra las costumbres y el folklore local. La combinación de historia, cultura y paisajes campestres convierte a San Antonio de Areco en un lugar imperdible para quienes buscan conectarse con las raíces argentinas.
La historia de San Antonio de Areco se remonta a principios del siglo XVIII, con los primeros asentamientos en la región por parte de los jesuitas a lo largo del Río Areco. Antes de la llegada de los españoles, la región estaba habitada por comunidades indígenas como los Ranqueles, Querandíes y Pampas. La interacción de estos pueblos con los colonizadores españoles y la llegada de esclavos negros llevaron al mestizaje que más adelante daría origen a la figura del gaucho, emblema de la cultura local.
En 1714, los Querandíes atacaron la región de Areco, provocando que los colonos prometieran construir una capilla bajo la advocación de San Antonio de Padua para protegerse de los ataques indígenas. En 1728, José Ruiz de Arellano y su esposa erigieron la capilla, que rápidamente se convirtió en el centro alrededor del cual se formó la comunidad. Este punto fue el núcleo fundacional de lo que hoy se conoce como San Antonio de Areco. El 23 de octubre de 1730, el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires reconoció la importancia de la capilla y la aldea, declarando a San Antonio de Areco como una de las primeras “Parroquias de Campaña”, tomando esta fecha como la fundación oficial del pueblo. Inicialmente llamado “Pago de Areco”, la parroquia abarcaba una extensa jurisdicción que incluía los territorios de la Cañada de la Cruz y la Pesquería.
Con la organización administrativa y el crecimiento del territorio, se fueron estableciendo normas que transformaron a San Antonio de Areco en un partido en 1762, con una jurisdicción que comprendía la mayor parte de la cuenca del Río Areco. La llegada de estancieros a lo largo del siglo XVIII consolidó la economía ganadera y el comercio local. La Plaza Ruiz de Arellano fue el corral de los primeros pobladores y se convirtió en el centro cívico del pueblo.
A lo largo del siglo XIX, San Antonio de Areco fue reorganizado administrativamente. Con la abolición de los Cabildos de Luján y Buenos Aires en 1821, el gobierno centralizó la designación de las autoridades de campaña, anexando la región de Areco Arriba a San Antonio de Areco y estableciendo sus límites actuales en 1875. La Ley de Municipalidad de 1854 dio origen a la primera municipalidad en 1856, encabezada por el juez de paz José E. Martínez. Esta nueva entidad política formalizó la administración del pueblo, y para finales del siglo XIX, el crecimiento urbano y económico de San Antonio de Areco ya era evidente, con la creación de escuelas y el establecimiento de una economía fuerte basada en la producción agropecuaria y la artesanía.
El crecimiento cultural y la consolidación de las tradiciones gauchescas fueron parte fundamental de la identidad de San Antonio de Areco. La obra “Don Segundo Sombra”, escrita por Ricardo Güiraldes y publicada en 1926, inmortalizó la figura del gaucho y la vida rural de la región. Güiraldes, quien pasó gran parte de su vida en la localidad y era bisnieto de Manuel José de Guerrico, describió en su novela el encuentro entre un gaucho y un joven huérfano, inspirándose en Segundo Ramírez, un gaucho local que trabajó en la Estancia La Porteña de la familia Güiraldes. La publicación de este libro otorgó a San Antonio de Areco un lugar privilegiado en la literatura argentina y sirvió como impulso para la preservación de las tradiciones gauchas.
Luego, en 1939 se celebró por primera vez el Día de la Tradición, evento que surgió con la creación del Parque Criollo y Museo Ricardo Güiraldes. La primera edición fue una festividad local, con la participación de estancieros y paisanos, que incluyó asados, jineteadas y guitarras. Desde entonces, San Antonio de Areco se convirtió en la sede permanente del Día de la Tradición, según una ley aprobada en 1984, consolidando su papel como Capital Nacional de la Tradición.
La arquitectura y los monumentos históricos de San Antonio de Areco reflejan su pasado. La capilla original fue reemplazada por una segunda iglesia inaugurada en 1792, y luego por el actual templo bendecido el 9 de julio de 1870. En 1857, se construyó el Puente Viejo, el primer puente de peaje de Argentina, ubicado en el Camino Real que conectaba Buenos Aires con el Alto Perú. En 1999, diversos sitios históricos del pueblo fueron declarados Monumentos Nacionales, consolidando su importancia cultural y patrimonial.
En 1999, varios lugares emblemáticos de San Antonio de Areco fueron declarados Monumentos Nacionales por la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Sitios Históricos del Ministerio de Cultura de Argentina. Entre estos lugares se destacan el Puente Viejo, la pulpería La Blanqueada, el Parque Criollo y Museo Ricardo Güiraldes, la iglesia de San Antonio de Padua, la Municipalidad y la Estancia La Porteña. Esta última fue propiedad de la familia del escritor Ricardo Güiraldes, autor de la obra “Don Segundo Sombra”, novela publicada en 1926 que consolidó la figura del gaucho en la literatura argentina. La historia narra el encuentro entre un gaucho y un huérfano en la pulpería La Blanqueada, y se dice que el personaje principal de la novela se inspiró en Segundo Ramírez, un gaucho local que trabajó y vivió en La Porteña.
Con el paso del tiempo, el pueblo ha sabido conservar sus tradiciones, su historia y su identidad, convirtiéndose en un destino atractivo para quienes buscan conocer la esencia de la vida gauchesca y la historia rural argentina.
San Antonio de Areco, según su sitio oficial, ofrece una serie de lugares históricos y culturales que capturan la esencia de este pueblo de tradición gauchesca. El pueblo de Vagues, ubicado a 6 km de San Antonio de Areco, invita a explorar un rincón detenido en el tiempo. Con sus árboles centenarios, una antigua estación de tren y el arroyo homónimo, es un lugar que conserva el espíritu rural de antaño. Se encuentra en la intersección de la Ruta 41 y el Acceso a Vagues.
Otro sitio destacado es Villa Lía, a 127 km de la Ciudad de Buenos Aires, en el partido de San Antonio de Areco. Con cerca de 1.200 habitantes, solo una de sus calles está asfaltada, mientras que el resto conserva el encanto del pasado. Los visitantes pueden recorrer el pueblo a pie, disfrutar de un trago en los Almacenes de Ramos Generales como el de “Pascual” o el de “Caunedo”, y conocer el Museo y Centro Cultural Los Rostros de la Pampa. Los habitantes de Villa Lía, con su tradicional hospitalidad de campo, saludan a los visitantes como parte de su estilo de vida. Se accede a través de la Ruta 41 y el Acceso a Villa Lía.
Duggan, con 600 habitantes, se localiza en el kilómetro 128 de la Ruta Nacional Nº 8, a dos horas de la Ciudad de Buenos Aires. La tranquilidad y la seguridad caracterizan este pueblo rural. Su Fiesta Patronal en honor a San Juan Bautista constituye uno de los eventos más importantes del lugar.
Entre las casas históricas de San Antonio de Areco, se destaca la Casa de Doña Catalina Martinelli de Rojo, que perteneció a Juan José de Figueroa, dueño de campos vecinos y de la histórica Posta de Figueroa. Si bien esta posta no formaba parte del sistema oficial de postas del siglo XIX, varios acontecimientos de la historia fundacional de Argentina le otorgan relevancia histórica.
La Casa de los Martínez se levanta en las calles Alsina y Lavalle, frente a la plaza principal. Según la leyenda, allí se encontraba el casco de la estancia del fundador de Areco, Ruiz de Arellano, y en una de sus habitaciones funcionó el primer oratorio del pueblo alrededor de 1720. Con su arquitectura colonial de pisos en alto y balcones de rejas de época, la casa perteneció durante muchos años a la familia Martínez, figuras relevantes en la historia de la localidad.
Por otro lado, la Casa de Burgueño, construida entre 1804 y 1806, es otra construcción emblemática. Con paredes de ladrillos de “media cal” y originalmente con techo de paja, fue la residencia de José C. Burgueño, historiador y autor de la obra “Contribución al estudio de la fundación y desarrollo del pueblo de San Antonio de Areco”, publicada en 1927. La casa está ubicada en Belgrano 300, entre Alem y Alvear.
San Antonio de Areco es también el lugar de nacimiento de Juan Hipólito Vieytes, figura clave en la historia argentina como Secretario de la Junta Grande de Gobierno, autor del Pronunciamiento del 25 de Mayo de 1810 y destacado periodista que impulsó el primer periódico criollo en Buenos Aires. La casa natal de Vieytes, ubicada en la actual calle Ruiz de Arellano, frente a la plaza céntrica, fue demolida en 1900, pero una estela marca el sitio donde nació el 13 de agosto de 1762.
El Parque Criollo y Museo Gauchesco Ricardo Güiraldes se inauguró el 16 de octubre de 1938 y lleva el nombre del autor de la novela “Don Segundo Sombra”. Ubicado en un predio de casi 90 hectáreas al pasar el Puente Viejo, el parque refleja la cultura gaucha con una casona que reproduce una estancia del siglo XVIII. La Pulpería La Blanqueada, situada dentro del parque, es una auténtica pulpería restaurada de más de 150 años, famosa por ser escenario en la novela de Güiraldes.
Luego, el Boliche de Bessonart, ubicado en la esquina de Don Segundo Sombra y Zapiola, es otro lugar emblemático de la ciudad. Tradicional punto de encuentro para paisanos y gente de campo, conserva la historia de aquellos que pasaban por allí para hacer diligencias, comercios y encuentros.
La Pulpería La Blanqueada, declarada Monumento Histórico Nacional en 1999, muestra un ambiente auténtico de época, con botellerías, muebles y elementos que recrean el pasado gaucho. El espacio interior alberga escenas interpretadas por figuras de cera que representan un grupo de gauchos jugando a los naipes, vestimenta típica y costumbres del siglo XIX, como botas de potro, chiripás y pañuelos colorados.
San Antonio de Areco presenta una amplia variedad de actividades para todo tipo de visitantes, desde quienes buscan experiencias recreativas en contacto con la naturaleza hasta quienes desean sumergirse en la historia y tradiciones locales. Areco al Paso ofrece experiencias creativas para empresas, grupos y particulares, fusionando conceptos contemporáneos con tradiciones. Con actividades como convenciones, talleres, incentivos y eventos sociales, esta propuesta permite explorar las raíces y sabores locales en un ambiente natural y campestre, fortaleciendo habilidades como el trabajo en equipo y liderazgo. Para quienes buscan eventos únicos, se brinda la posibilidad de diseñar celebraciones, aniversarios y civiles en San Antonio de Areco y otras locaciones de Argentina.
La Florita, una auténtica casa de campo de finales del siglo XIX, se encuentra a pocos kilómetros del casco histórico. Rodeada por un entorno verde con animales como caballos, vacas y ovejas, se destaca por recibir grupos reducidos, lo que permite brindar una atención personalizada y familiar en un ambiente de total tranquilidad.
Por otro lado, la estancia El Ombú de Areco invita a experimentar la tradición gauchesca en un casco construido en 1880 por el teniente general Pablo Riccheri. La estancia, abierta al turismo desde 1993, permite disfrutar de una estadía inolvidable a pocos kilómetros del centro de San Antonio de Areco.
Otra estancia destacada es La Porteña, considerada una de las más tradicionales de Argentina. Con un casco de estilo criollo argentino, conserva intacta su arquitectura y ha sido declarada Monumento Histórico Nacional. Además, La Porteña fue escenario de inspiración para el escritor Ricardo Güiraldes, quien pasó largas temporadas en la estancia y escribió parte de “Don Segundo Sombra” observando la vida de los gauchos.
Para quienes deseen conocer la historia y la cultura local, el Museo de la Ciudad y Centro Cultural Usina Vieja ofrece un recorrido por los orígenes de San Antonio de Areco, su geografía, historia social, economía y tradiciones. La exhibición de objetos donados por la comunidad y la muestra de voces y anécdotas crean un espacio de memoria colectiva que permite a los visitantes descubrir una de las ciudades más significativas de la provincia de Buenos Aires.
El Museo Taller Draghi destaca por su colección privada que muestra la evolución de la platería argentina desde el siglo XIX hasta la actualidad. Además, en el taller se puede observar el proceso de elaboración de piezas de orfebrería realizadas con técnicas tradicionales, manteniendo viva la artesanía como lo hacía su fundador Juan José Draghi.
Para los amantes de la perfumería, el Museo de Ayer y Hoy exhibe una colección de más de 2.000 frascos de perfume de todo el mundo. El espacio, que abre los fines de semana y feriados, permite conocer la historia de la perfumería nacional e internacional a través de sus piezas.
El Parque Criollo y Museo Gauchesco Ricardo Güiraldes es una visita imperdible para quienes deseen conectarse con el pasado argentino y la cultura gaucha. Fundado en 1938, el parque se extiende en un predio de casi 90 hectáreas y lleva el nombre del autor de “Don Segundo Sombra”. Dentro de sus instalaciones se encuentra la Pulpería La Blanqueada, una auténtica pulpería restaurada que muestra cómo eran estos establecimientos en sus mejores épocas.
San Antonio de Areco se presenta como un destino que reúne historia, tradición y naturaleza en un solo lugar, ofreciendo actividades para todos los gustos y brindando la posibilidad de disfrutar de la cultura rural argentina en su máximo esplendor.
San Antonio de Areco se encuentra al norte de la provincia de Buenos Aires, a 113 km de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La ciudad de San Antonio de Areco, cabecera del partido del mismo nombre, está ubicada en el kilómetro 113 de la Ruta Nacional Nº 8, a unos 2 km del cruce con la Ruta Provincial Nº 41. El partido abarca pueblos rurales conocidos como Las Flores del Pago, cada uno a diferentes distancias del cruce de estas rutas: Duggan está a 20 km, Vagues a 5 km y Villa Lía a 18 km.
La forma más rápida para llegar desde Buenos Aires es en auto, tomando la Panamericana y luego desviando hacia la Ruta Nacional Nº 9. Después de pasar por la segunda bifurcación, se debe tomar el lado izquierdo por el Acceso Norte, que conecta con la Ruta Nacional Nº 8. Luego de pasar por la ciudad de Pilar, el paisaje cambia a la vasta extensión de la Pampa Argentina. Al continuar por la Ruta Nº 8 hasta el kilómetro 113, se alcanza la entrada a San Antonio de Areco. El viaje en auto tiene un tiempo estimado de 1 hora y media.
Otra opción para llegar es en micro. La Terminal de Ómnibus de Retiro en Buenos Aires cuenta con servicios frecuentes, con un micro cada hora aproximadamente.
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